Avanzar hacia la Economía Circular, un urgente propósito de año nuevo

avanzar hacia la economía circular

Este nuevo año 2023 debe ser clave para avanzar hacia la economía circular. Se nos acabó el tiempo de las vaguedades y de las «medias tintas». Nos estamos acercando al incremento límite de temperatura global . Tenemos herramientas para comenzar la transición ecológica. Y si no, habrá que inventarlas. Porque lo que ya no tenemos es tiempo que perder.

El cambio climático empieza a ser visible. La anomalía en las temperaturas de este año pasado es la protagonista de nuestras conversaciones diarias. Ya en Enero, todavía no hemos dado la bienvenida ni al invierno ni apenas al otoño, y este periodo navideño es el más caluroso que logramos recordar. Si echamos un vistazo a los datos, el aumento de temperaturas continuado durante más de un siglo se ha vuelto verdaderamente preocupante.

Según la AEMET, 2022 ha sido el año más cálido en España en más de 100 años, y ha sido la primera vez que temperatura media anual supera los 15 ºC. Y no es el único organismo que ha probado que el calentamiento es una realidad. En el gráfico a continuación se comprueba cómo sus registros coinciden con los de otros cuatro estudios. El pronunciado aumento de temperatura desde 1985 es un hecho probado.

Fuente: AEMET (Agencia Estatal de Meteorología).
Lejos de conseguir el objetivo de frenar el cambio climático

A nivel global también se confirma la escalada de las temperaturas. Según el último informe de temperatura global de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, en 2022 se ha alcanzado un aumento de temperatura de 1,16 ºC frente a la era preindustrial. Hace siete años, en el célebre Acuerdo de París alcanzado en el COP21, casi 200 países se comprometieron a “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC». Este último objetivo está considerado como el límite para evitar cambios irreversibles, y es absolutamente vital para proteger a comunidades costeras, y a islas enteras, del aumento del nivel del mar. Estamos rozando ese límite.

Es comprensible que a pesar de las cifras exista cierto escepticismo e incluso hastío entre la sociedad. Los científicos llevan cincuenta años dando la voz de alarma sobre esta amenaza de calentamiento global. Y el inmovilismo durante tantas décadas nos ha colocado en esta situación límite. Pero también durante este tiempo se han ido desarrollando mecanismos para ayudarnos en una transición ecológica que se ha convertido en más necesaria que nunca.

Para los que sean más escépticos con los datos, otro importante factor pone de manifiesto la emergencia climática. Los avances regulatorios europeos de los últimos años están dando fruto en nuevas medidas legislativas y fiscales establecidas en los países miembros de la UE para forzar el cambio de hábitos y obligar a las empresas a tomar medidas concretas para disminuir la contaminación.

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Apareciendo normativas disruptivas

Desde el lanzamiento en 2015 del Plan de Acción de Economía Circular por la Unión Europea, y la firma del Pacto Verde Europeo en 2019 hacia la neutralidad climática en 2050, es continua la sucesión de nuevas directivas y regulaciones europeas para avanzar hacia la economía circular. Fruto de esa labor imparable, nuevas leyes estatales y autonómicas han comenzado a establecerse. La medida más actual y polémica es el nuevo impuesto al plástico no reutilizable, el primero a nivel europeo, que ha entrado en vigor este primer domingo de enero, a pesar de la gran polémica generada por la precipitación en su puesta en marcha.

Esta medida es tan sólo el comienzo de nuevas regulaciones estatales, autonómicas y locales que buscarán la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero y el impulso de la economía circular, para minimizar el consumo de materias primas y recursos, maximizar el valor de los bienes producidos y reducir drásticamente los residuos generados.

Hay medidas, como el impuesto al plástico o la nueva tasa al depósito de residuos en vertederos o incineradoras, ambas en vigor desde esta semana, que afectan a todos los sectores productivos. Y también se están desarrollando regulaciones a sectores específicos, como la industria alimentaria, para combatir el grave problema de desperdicio alimentario que conlleva un efecto social devastador en gran parte de la población, o la industria textil, que es otra de las grandes prioridades por ser el cuarto sector más contaminante en Europa, y que además se encuentra un estadío muy temprano en el camino hacia la sostenibilidad.

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Considerable incremento de la financiación sostenible

Junto con al aumento de obligaciones normativas, también han llegado las facilidades para apoyar a los planes de acción necesarios para adaptarse a los nuevos marcos regulatorios que buscan frenar el cambio climático y avanzar hacia la economía circular. Los efectos palpables de la subida de temperatura de la tierra, junto con los problemas de suministro originados primero por la pandemia y después por el conflicto bélico en Ucrania, han potenciado la generación de fondos que promueven la transición hacia la economía circular, para disminuir la dependencia de materias primas y de recursos energéticos provenientes del petróleo.

Por un lado, los fondos europeos destinados a los Planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia nacen con un enfoque sostenible y de potenciación de la economía circular. Una herramienta clave es el apoyo a Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE). En diciembre se lanzó el PERTE de Economía Circular, cuya línea 2 de financiación comentamos en primicia en el I Foro de Estrategia Circular. Hace unos días se ha comunicado la creación del nuevo PERTE de Descarbonización Industrial, que se desarrollará durante los próximos meses.

Mucha financiación disponible, más allá de los PERTE

Hay mucha financiación disponible, y cada vez habrá más. No debemos pensar sólo en los fondos europeos. Los PERTE son instrumentos originados a partir de los fondos Next Generation EU, enfocados en proyectos con fuerte inversión y generalmente compartidos por varias organizaciones, pero también se van a seguir canalizando ayudas mediante los mecanismos habituales de apoyo a la industria a cargo de las comunidades autónomas.

Por lo tanto, todas las empresas, sea cual sea su sector de actividad, deben seguir muy de cerca el desarrollo de todas estas medidas legislativas, fiscales y financieras, para asegurarse del adecuado cumplimiento de la normativa y, además, intentar adelantarse a las obligaciones futuras, tomando decisiones que les permitan ganar en competitividad.

Para todas las empresas que necesiten ayuda para seguir la escalada normativa, el equipo de CIRCULARGY podemos facilitarles el apoyo legal, técnico y financiero necesario para conseguir su adaptación a la nueva situación, avanzar de forma confiable hacia la economía circular, y generar una ventaja competitiva que asegure su continuidad y refuerce su posición en el mercado.

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